Las partículas quedan retenidas en el medio filtrante creado por el elemento filtrante y el fluido queda libre de las mismas. El tamaño del poro está directamente relacionado con el tipo y las dimensiones de las partículas que se pueden separar.

Los diferentes tipos de filtración son:

Filtro de lecho profundo (arena)
Filtracion de absorción (carbón activado)
Filtración de malla (de acero inox)
Filtración de discos (plástico)
Filtracion de elementos (cartuchos)

Para la determinación del tipo de filtro y medio filtrante a utilizar influyen varios criterios externos como son:

Las características del fluido a filtrar.
Las características de las partículas a retener.
Posibilidad o necesidad de recuperación.
La calidad deseable en el fluido filtrado.
Las condiciones de funcionamiento de la instalación.
Las posibilidades, eficacia y forma de lavado que se desea.
Los medios económicos que se pretendan utilizar tanto para la instalación como para su mantenimiento posterior.

La filtración nos permite eliminar sólidos, tanto orgánicos como inorgánicos, de tamaño variable según la porosidad del medio impuesto y por efecto de las fuerzas eléctricas que se producen debido al rozamiento de estos al paso del agua a través del manto filtrante.